martes, 9 de abril de 2019

MI NUEVA NOVELA


Hadar, es un joven judío, hijo de una sefardita y de un askenazi de origen armenio, propietario de una librería ubicada en el centro de Berlín.
Cuando Adolf Hitler, lideró el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y aplicó, hasta las últimas consecuencias, la exaltación del antisemitismo, Hadar, su familia y millones de judíos de los distintos países ocupados por el Partido Nazi, sufrieron el peor genocidio conocido en la historia.
Hadar sobrevivió y junto a otros supervivientes, subsistió a las deplorables huellas que el odio y el fanatismo diseminaron en el país.
Años más tarde, el joven judío abrió una librería en Scheunenviertel, barrio judío de Berlín e instituyó una asociación de acogida de niños judíos huérfanos de la guerra.
Hadar y la comunidad judía a la que pertenecía, pudieron recuperar la normalidad gracias a un sustancioso donativo de un inesperado visitante.

Lorenz, primogénito del coronel de la Schutzstaffel Waffen–SS, Jürgen von Schneider, fue un niño tímido y controvertido.
Su adolescencia transcurrió en la Napola del Castillo de Oranienstein, centro de adoctrinamiento político y nacional-socialista, para ingresar posteriormente, en la universidad Ruprecht de Heidelberg, sectaria al régimen nazi.
Conocedor de las innatas aptitudes y sensibilidad hacia el arte, específicamente el pictórico, su padre, lo incorporó a la Wehrmacht, ejército alemán y le otorgó la misión de seleccionar y clasificar la ingente colección artística, que el partido nazi tenía depositada en los sótanos de la Antigua Cancillería, en Berlín
Detrás de esta gestión, se encontraba el mariscal Hermann Kurtz, responsable directo de este depósito artístico y del posterior traslado a las minas de sal austriacas.

Dieciocho años después de finalizar la II Guerra Mundial, Hadar y Lorenz se reencontraron en Berlín.
Ambos, se habían conocido esporádicamente a los nueve años, en la librería de Needar, padre de Hadar.
Las vicisitudes de los dos jóvenes, obligaron a encauzar sus destinos, instalados en un ambiente hostil y denigrante.
Ambos fueron marcados por los orígenes genéticos de sus padres y víctimas inocentes del genocidio...
Ellos, como muchos otros jóvenes, son los herederos del holocausto.