jueves, 26 de octubre de 2017

A TRAVÉS DE LA CORTINILLA 26

El puente colgante más famoso de San Francisco y uno de los iconos más emblemáticos de la ciudad, ha cumplido ochenta años.



El Golden Gate, (Puerta Dorada, traducido al español) es un puente colgante de acero anaranjado que cruza la bahía de San Francisco en California y une la península que lleva su mismo nombre con el condado de Marin, en donde se encuentra la preciosa, encantadora y bohemia ciudad de Sausalito.
He mencionado el color de su estructura porque precisamente el tono especial llamado, “naranja Internacional”, es muy característico de la mayor obra de ingeniería de su época.
El color exacto del puente es: cian 0%, magenta 69%, amarillo 100% y negro 6%. (Siempre hay algún pintor obsesionado).
El Golden Gate fue inaugurado en mayo de 1937, con un coste de 27 millones de dólares, de aquella época, teniendo en cuenta que el país sufría la horrible depresión de los años 30.
Tiene una longitud de dos kilómetros y medio y cuenta con seis carriles para automóviles y otros especiales para las personas y bicicletas.
Diariamente cruzan el puente alrededor de 100.000 vehículos.
El puente está suspendido por dos torres de 227 metros de altura y más de 500.000 remaches.
Uno de los elementos más famosos de este puente colgante, son sus enormes cables de acero que sostienen la enorme plataforma.
El tirante principal, mide un metro de diámetro y está formado por 28.000 pequeños cables.
Sin embargo, aunque el Golden Gate sea el puente colgante más famoso de San Francisco y probablemente del mundo, el más fotografiado y también protagonista de un montón de películas, es el preferido para aquellas personas que desean despedirse del mundo con un salto sin arnés.
Se calcula que desde el puente se han suicidado más de 1.600 personas. Debido al elevado número de víctimas, las autoridades locales instalaron “teléfonos de la esperanza” para aquellos que en el último momento desistan de lanzarse a las aguas del Océano Pacífico.
Pero las autoridades californianas no han podido evitar los curiosos depravados que permanecen durante horas en la zona para presenciar en directo alguno de estos malogrados suicidas.
Hay gente para todo.

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