miércoles, 29 de noviembre de 2017

LUGARES E INSTANTES... 25

LA VIDA NO SE MIDE POR EL NÚMERO

 DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR

 LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS

 QUITAN LA RESPIRACIÓN.

He tenido la gran suerte y el enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.. “
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos de estos lugares que por las circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración. 

LA PAGODA SHWE DAGON

Rangún - Myanmar



Hace ahora diez años que visité Myanmar (Birmania), uno de los países más fascinantes del Sudeste Asiático.
Richard Kipling, Premio Nobel de Literatura en 1907, dijo:
“Esto es Birmania y no se parecerá a ninguna otra tierra que conozcas...”
Pero hoy me voy a referir a la Shwe  Dagon, el complejo religioso situado en Rangún, la antigua capital de Myanmar.
De todo este conjunto de edificios, pagodas, flores y figuras de Buda, cabe destacar, la gran estupa que lleva el mismo nombre.
La pagoda Shwe Dagon, con forma de campana, es una joya y no tan solo por su grandiosidad artística sino por la riqueza en su construcción.
Está cubierta por 8.688 planchas de oro. En lo alto de la cúpula se encuentra un diamante de 76 quilates y a su alrededor otros 5.448.
En la parte inferior, se calcula que hay 2.317 rubíes, zafiros y topacios. De lo alto, cuelgan 1.065 campanas de oro y 420 de plata.
Todo un derroche de oro, plata y joyas en un país que precisamente carece de las primeras necesidades.
La visita a la pagoda Shwe Dagon está repleta de simbolismos. Hay que caminar descalzo y siempre en el sentido de las agujas del reloj.
Está prohibido fumar, comer, beber o hacer ruido.
No se puede tocar jamás, a un monje ni a una persona del sexo opuesto.
En el interior del complejo, se encuentran infinidad de santuarios repletos de flores, figuras de buda, animales de mármol y espíritus protectores llamados nat, pequeños genios que tienen el poder en influir en la vida cotidiana birmana.
Para los habitantes de Myanmar, el día de la semana en el que nacieron, es más importante que el mes o el año.
Cosas tan cotidianas como lavarse el pelo o cortarse las uñas han de hacerse en días propicios a su nacimiento.
Ellos vierten tantos vasos de agua como años tienen, encima de la estatua del animal que les corresponde según el día de su nacimiento.
Los birmanos son extremadamente religiosos y acuden masivamente a las numerosas pagodas que se encuentran por todo el país.
Y siempre debemos pensar que sus creencias y dogmas, distan considerablemente de las doctrinas occidentales.

   

viernes, 17 de noviembre de 2017

A TRAVÉS DE LA CORTINILLA 27

El pueblo masai es una tribu de pastores y guerreros que mantiene aún su forma de vida ancestral.
Los masais son nómadas y viven en asentamientos llamados manyattas y están concentrados en Kenia meridional y en Tanzania septentrional.
Los masais son muy hospitalarios y aprovechan las visitas de los turistas para vender su artesanía, visitar sus chozas, dejarse fotografiar y ofrecer su baile tradicional por excelencia, el ipid que incluye espectaculares saltos en el aire y se considera una muestra de vigor y virilidad de los guerreros.
Todo ello a cambio de una generosa propina... por supuesto. 

Las manyattas son círculos de chozas que las construyen con ladrillos de adobe y excrementos de animales.
Están cerradas, salvo pequeñas grietas y en su interior viven varias personas y el humo que desprende el fuego para alimentarse, resulta asfixiante. 

Los masais viven del pastoreo y también de la agricultura y la caza.
Es un pueblo que cree que todo el ganado de la Tierra es suyo.
Esta creencia viene de una leyenda que cuenta los regalos que Dios les obsequió a sus tres hijos.
El primero recibió una flecha para cazar, el segundo una azada para arar y el tercer hijo, recibió un cayado para guiar al rebaño.
Según la tradición, este hijo se convirtió en el padre de los masais.
La supervivencia de los masais depende, mayoritariamente de los animales.
La leche es su principal alimento y cuando sacrifican alguna oveja o cabra, que aprovechan todo el animal y mezclan la leche con la sangre y les sirve de medicina. 
En el poblado que visité de los masais en el Ngorongoro en Tanzania, muy cerca del hotel Sopa Lodge, assistí a una de las clases que los niños de la manyatta impartían en una de las chozas.
Una de las imperdibles experiencias de mi admirada África Negra.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

SIN MÚSICA LA VIDA SERÍA UN ERROR Friedrick Nietzsche12

Gus y yo

Ilustraciones de Theodora Richards

Hace algún tiempo me regalaron un libro que tanto la portada como sus páginas interiores tenían todo el aspecto de un cuento.
Efectivamente… era un cuento.
Y lo leí. Lo he leído infinidad de veces. Y hoy me he decidido a contar el cuento del abuelo Gus.

Gus y yo, que así se titula este breve y dulce relato es la historia de un niño que amaba con locura a su abuelo.
Theodore Augustus Dupree, era un hombre extrovertido, pastelero retirado y un empedernido melómano.
Disfrutaba realizando largas caminatas con su nieto, mientras tarareaba viejas canciones.
En casa de su abuelo, el pequeño Keith, anhelaba coger una guitarra que siempre descansaba encima del piano.
            -Cuando seas mayor, llegarás a alcanzarla…
Le decía el abuelo Gus.
Y un día, sin esperar a que Keith pudiera hacerse con ella, Gus se la regaló.
            -Toda tuya… le dijo.
Se sentó con el pequeño. Le enseñó a sujetarla y a rasguear las cuerdas.
            -Cuando aprendas a tocar Malagueña… podrás tocar cualquier cosa.
Durante mucho… mucho tiempo, Keith practicaba, rasgaba y abrazaba su guitarra.
El abuelo Gus, escuchó tocar a su nieto Malagueña. Luego dijo algo que el pequeño Keith, jamás lo olvidaría.
            -Creo que ya le has pillado el truco.

Keith Richards, nació en 1943 en Londres y todavía conserva la guitarra que su abuelo Gus le regaló cuando era un niño que junto a otras trescientas cincuenta, forman parte de su colección privada. 
Kieith Richards es un excelente guitarrista y compositor. Junto a sus inseparables amigos, Mick Jagger, Charlie Watts y Ronnie Wood, forman la mejor banda de rock de todos los tiempos: The Rolling Stones.