Hace ahora diez años que
visité Myanmar (Birmania), uno de los países más fascinantes del Sudeste
Asiático.
Richard Kipling, Premio Nobel
de Literatura en 1907, dijo:
“Esto es Birmania y no se parecerá a ninguna otra tierra que
conozcas...”
Pero hoy me voy a referir a
la Shwe Dagon, el complejo religioso
situado en Rangún, la antigua capital de Myanmar.
De todo este conjunto de edificios, pagodas, flores y figuras de Buda, cabe destacar, la gran estupa que lleva el
mismo nombre.
La pagoda Shwe Dagon, con
forma de campana, es una joya y no tan solo por su grandiosidad artística sino
por la riqueza en su construcción.
Está cubierta por 8.688
planchas de oro. En lo alto de la cúpula se encuentra un diamante de 76 quilates
y a su alrededor otros 5.448.
En la parte inferior, se
calcula que hay 2.317 rubíes, zafiros y topacios. De lo alto, cuelgan 1.065
campanas de oro y 420 de plata.
Todo un derroche de oro,
plata y joyas en un país que precisamente carece de las primeras necesidades.
La visita a la pagoda Shwe
Dagon está repleta de simbolismos. Hay que caminar descalzo y siempre en el
sentido de las agujas del reloj.
Está prohibido fumar, comer,
beber o hacer ruido.
No se puede tocar jamás, a
un monje ni a una persona del sexo opuesto.
En el interior del complejo,
se encuentran infinidad de santuarios repletos de flores, figuras de buda, animales
de mármol y espíritus protectores llamados nat,
pequeños genios que tienen el poder en influir en la vida cotidiana birmana.
Para los habitantes de Myanmar, el día de
la semana en el que nacieron, es más importante que el mes o el año.
Cosas tan cotidianas como
lavarse el pelo o cortarse las uñas han de hacerse en días propicios a su
nacimiento.
Ellos vierten tantos vasos de
agua como años tienen, encima de la estatua del animal que les corresponde
según el día de su nacimiento.
Los birmanos son
extremadamente religiosos y acuden masivamente a las numerosas pagodas que se
encuentran por todo el país.
Y siempre debemos pensar
que sus creencias y dogmas, distan considerablemente de las doctrinas
occidentales.
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