domingo, 29 de abril de 2018

A TRAVÉS DE LA CORTINILLA 32

Cuando estuve con mi hermano recorriendo la Ruta 61 en los Estados Unidos, nos concentramos en el tramo de Memphis (Tennessee) a Nueva Orleans en Louisiana, siguiendo el curso del Mississippi.
A una hora escasa de New Orleans, se encuentran estos espectaculares palacetes del siglo XIX, enclavados en extensas plantaciones de caña de azúcar o de algodón, rodeados de árboles, terrenos cuidadosamente cuidados y de recuerdos...
Recuerdos repugnantes por la atrocidad de la esclavitud, un vasallaje indigno de una sociedad civilizada.
Y para más deshonra del pueblo norteamericano, la tiranía aplicada a los esclavos de raza negra en aquella época, hace escasamente 150 años, era una institución legal y protegida por la Constitución.
Doce millones de africanos fueron trasladados a América entre los siglos XVI y el XIX y 650.000 fueron enviados a los Estados Unidos, el resto fueron distribuidos por el Caribe y principalmente en Brasil.
Para terminar con la esclavitud fue necesaria la Guerra Civil o Secesión que provocó 600.000 muertos.

Recorriendo la conocida carretera Great River Road, junto al río Mississippi, se encuentran las espectaculares mansiones 

de los ricos explotadores de caña de azúcar, algodón y esclavos africanos.
No pude evitar la tentación de volver a visitar la espléndida mansión de Oak Alley que en el 2001 ya estuve con un grupo de 160 personas.
En aquella ocasión nos deleitaron con un espléndido almuerzo, amenizado por un grupo de gospel.
Fue inolvidable.  
El sendero con 28 robles de 300 años de antigüedad, uniéndose en lo alto de sus copas, invita a adentrarse hasta el suntuoso palacete que se distingue al fondo.
Es la mansión Oak Alley, interesante visita y no sólo por el sugestivo y enfático relato de sus ilustrados guías ataviados con uniformes de época sobre el esplendor de la residencia sino por la explicación de la historia de los presos africanos y una exposición sobre la esclavitud y su supervivenvia en condiciones infrahumanas.
En este aspecto, Oak Alley se distingue de otras mansiones, que este tema, lo disimulan detrás del lujo.
Esta preciosa casa ha sido inmortalizada en diversas escenas cinematográficas. Cabe destacar, entre otras, la película "Entrevista con el vampiro".
El arquitecto Joseph Pillé, se inspiró en los antiguos edificios griegos destacando las 28 columnas dóricas, que rodean la casa, la misma cantidad de los robles del sendero de entrada.
También se conocen a sus cuidados jardines como "El pequeño Versalles".
En los alrededores de la mansión, se encuentran las cabañas, evidentemente restauradas, de los antiguos esclavos, que ahora sirven de alojamiento.
Personalmente creo que es bastante macabro pernoctar en un lugar con una huella tan deplorable.

La Ruta 61 en los Estados Unidos y concretamente entre Memphis (Tennessee) a Nueva Orleans en Louisiana, siguiendo el curso del Mississippi es sinceramente "imperdible".
Seguiré contando vivencias de este viaje.
Foto de archivo



lunes, 16 de abril de 2018

LUGARES E INSTANTES... 27

LA VIDA NO SE MIDE POR EL NÚMERO

 DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR

 LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS

 QUITAN LA RESPIRACIÓN.

He tenido la gran suerte y el enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.. “
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos de estos lugares que por las circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración. 

Uno de mis libros preferidos se titula ”1000 sitios que ver antes de morir” de Patricia Schultz y recomendado por el New York Times.De vez en cuando le echo una ojeada para saber la opinión de aquellos lugares que he tenido la fortuna de visitar.Patricia Schultz, comienza la breve reseña de este espectacular lugar situado al este de Birmania, diciendo:

“La serena magia del lago Inle, se encuentra a años luz de la congestionada capital Yangon y constituye un entorno atemporal de aguas tranquilas, luz tenue y sonrisas calurosas. Los indígenas viven de la pesca y el cultivo de las islas flotantes construidas por el hombre, que están ancladas al llano fondo del lago mediante cañas de bambú que terminan echando raíces…”

Ciertamente es una acertada descripción de este rincón recóndito de Myanmar.

El lago Inle lo habitan los intha “hijos del lago”, en una veintena de aldeas que en algunos casos son sencillas cabañas edificadas sobre pilares de madera.

En el poco tiempo que estuve en el lago Inle, me llamó la atención una escena muy característica de aquel refugio placentero.

Los pescadores que erguidos en uno de los extremos de sus balsas y con el remo envuelto en una pierna, mantienen el equilibrio mientras sus manos libres, manejan las enormes cestas cónicas que utilizan para pescar.

Otro de los lugares que te quitan la respiración...