Hadar, es un joven judío, hijo de una
sefardita y de un askenazi de origen armenio, propietario de una librería
ubicada en el centro de Berlín.
Cuando Adolf Hitler, lideró el Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán y aplicó, hasta las últimas consecuencias, la
exaltación del antisemitismo, Hadar, su familia y millones de judíos de los
distintos países ocupados por el Partido Nazi, sufrieron el peor genocidio
conocido en la historia.
Hadar sobrevivió y junto a otros
supervivientes, subsistió a las deplorables huellas que el odio y el fanatismo
diseminaron en el país.
Años más tarde, el
joven judío abrió una librería en Scheunenviertel,
barrio judío de Berlín e instituyó una asociación de acogida de niños judíos
huérfanos de la guerra.
Hadar y la comunidad judía a la que pertenecía, pudieron recuperar la
normalidad gracias a un sustancioso donativo de un inesperado visitante.
Lorenz, primogénito
del coronel de la Schutzstaffel Waffen–SS, Jürgen
von Schneider, fue un niño tímido y controvertido.
Su adolescencia transcurrió en la Napola del Castillo de Oranienstein,
centro de adoctrinamiento político y nacional-socialista, para ingresar
posteriormente, en la universidad Ruprecht de Heidelberg, sectaria al régimen
nazi.
Conocedor de las innatas aptitudes y sensibilidad hacia el arte,
específicamente el pictórico, su padre, lo incorporó a la Wehrmacht, ejército
alemán y le otorgó la misión de seleccionar y clasificar la ingente colección
artística, que el partido nazi tenía depositada en los sótanos de la Antigua
Cancillería, en Berlín
Detrás de esta gestión, se encontraba el mariscal Hermann Kurtz,
responsable directo de este depósito artístico y del posterior traslado a las
minas de sal austriacas.
Dieciocho años después de finalizar la II Guerra Mundial, Hadar y
Lorenz se reencontraron en Berlín.
Ambos, se habían conocido esporádicamente a los nueve años, en la
librería de Needar, padre de Hadar.
Las vicisitudes de los dos jóvenes, obligaron a encauzar sus destinos,
instalados en un ambiente hostil y denigrante.
Ambos fueron marcados por los orígenes genéticos de sus padres y
víctimas inocentes del genocidio...
Ellos, como muchos otros jóvenes, son los herederos del holocausto.