LA VIDA NO SE MIDE POR EL NUMERO DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS QUITAN LA RESPIRACION...
He tenido la gran suerte y el
enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas
que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he
visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno
de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa,
puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.. “
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos
de estos lugares que por las
circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración.
ISLA DE PASCUA
AUSCHWITZ-BIKERNAU
Ahu Tongariki
Rapa Nui, isla paradisíaca y misteriosa por sus
moai y privilegiada por la naturaleza, fue descubierta por el holandés Jacob
Roggewen el domingo de Pascua de Resurrección en 1722, revelando al mundo una
antigua y desconocida civilización de la polinesia que lucha por no desaparecer
y conservar sus costumbres.
Antiguamente los aborígenes denominaban a la
isla “Te pito o
te henúa”, ombligo
del mundo.
Pascua tiene 24 km. de longitud y una forma
triangular debido a las erupciones de sus tres volcanes. Sus poco más de cinco
mil habitantes están concentrados en una pequeña ciudad llamada Hanga Roa.
Ahu Tongariki, es una de las plataformas más espectaculares de la Isla con
15 moai. Tiene 300 metros de largo y la estatua más alta mide 10 metros. El
tocado que lleva puesto un moai se llama Pukao y se supone que representaban
los peinados de los habitantes y los cabellos eran teñidos con tierra roja llamada kiea y se ataban en una nudo
arriba en la cabeza.
La mayoría de las estatuas de la Isla, fueron talladas en la Cantera del
Volcán Rano Raraku.
La tarea era realizada por talladores expertos que usaban principalmente
herramientas de basalto. Según la leyenda, los moai caminaban desde la Cantera
hasta la plataforma a la que estaban destinadas.
Las estatuas miden un promedio de 4 metros de alto y pesan aproximadamente
50 toneladas.
Exactamente no se sabe cómo eran trasladados, aunque varios profesores han
propuesto varias técnicas que podían ser perfectamente válidas.
Un ingeniero checo demostró que 16 personas podían mover una estatua
vertical haciéndola girar sobre su base.
Otro científico comprobó que el mismo número de personas podían mover una
estatua con más rapidez encima de dos troncos.
La Isla de Pascua o Rapa Nui es uno
de los parajes más insólitos y sorprendentes de la Tierra y su belleza natural
no te deja indiferente.
Si sigues este blog, algún día
comentaré la leyenda del “hombre pájaro”, en el acantilado del volcán Rano Kau,
un lugar para perder la respiración...
*****************
AUSCHWITZ-BIKERNAU
Cracovia,
Polonia
LA RESIDENCIA DE LA MUERTE
En el campo de
exterminio nazi Auschwitz-Bikernau, fueron asesinadas más de un millón
trescientas mil personas, entre 1940 y 1945, la mayoría de ellos judíos.
Este es precisamente, uno
de estos lugares que perdí la respiración y no logré entender porqué el ser humano
puede llegar a ser tan cruel y despiadado.
Este año 2015 se conmemora
el 70 aniversario de la liberación del campo, en 1945, por el ejército
soviético.
Cuando regresé a Barcelona
y después de un viaje a Argentina, escribí, en el 2008 mi novela “Yo estuve en Bikernau”.
Reproduzco algunos
fragmentos en el que el protagonista, contempla atónito el Museo Estatal de
Auschwitz.
“..se dirigió hacia un
taxi que estaba aparcado enfrente.
—Buenos días. ¿Me puede
llevar a Oswiecim?
—¿Qué parte de
Oswiecim, señor?
—Al Museo de Auschwitz.
Estaré poco rato y luego me vuelve a traer aquí, bueno, a la estación Principal
del ferrocarril.
—Está bien. Suba.
Una hora después, la
voz del taxista lo despertó bruscamente.
—¿Hemos llegado?—
preguntó Franz.
—Si señor. El Museo
Estatal de Auschwitz.
Franz descendió del
coche y después de reiterar al taxista que le esperara allí mismo se dirigió a
la entrada del Museo.
Después de pagar la
entrada tuvo que esperar a que se formara un pequeño grupo y aparecer el
obligado guía local.
Todos juntos salieron
del edificio y cruzaron la famosa puerta adornada por la sarcástica frase
“Arbeit macht frei” (El trabajo hace libre).
Una vez dentro del
recinto de Auschwitz, Franz se separó del grupo y se dirigió al Bloque 4.
El campo de Auschwitz
fue establecido en 1940 en el terreno de un antiguo cuartel militar polaco
construido antes de la Guerra.
El aspecto exterior de
los edificios no delataba el sufrimiento de las miles de personas que
padecieron en su interior.
Franz subió los pocos peldaños
que daban acceso a la primera planta. Dos enormes vitrinas ocupaban los
laterales de la sala. En una de ellas, la que se encontró delante de él, había centenares de zapatos, botas
de todos los tamaños, zuecos, zapatillas, calzado ortopédico, prótesis de
piernas y pies... Ante este espectáculo dantesco y el calor que invadía la
sala, Franz tuvo que limpiarse el sudor de la cara con su pañuelo blanco.
En una pequeña vitrina
se encontraba restos de un manuscrito escrito por un prisionero judío, Zalmen Gradowski.
“Arrastramos los pies a
través de un terreno empapado y fangoso, llenos de temor y sin poder más.
Llegamos a nuestras nuevas tumbas, tal y como llamamos a nuestras nuevas
casas... Apenas habíamos tomado aliento, algunos recibieron porrazos en la
cabeza... Es la primera bienvenida que se da a los recién llegados. Todos están
aturdidos y miran alrededor preguntándose adónde les habrían traído.
Inmediatamente pasan a informarnos de que habíamos recibido una muestra dela
vida del campo. Allí reina una disciplina férrea. Allí nos encontramos en
un campo de la muerte.
Es una isla muerta. El hombre no viene allí para vivir, sino para, tarde o
temprano, encontrar su muerte. Allí no hay espacio para la vida. Es una
residencia de la muerte...”
Franz tuvo una
necesidad imperiosa de salir de aquel lugar pero la fotografía que le mencionó
Erika impidió que se marchara.
Al fondo de la sala se
encontraba un panel con la fotografía de gran tamaño. Detrás de ella, otra
vitrina enorme que contenía centenares
de kilos de pelo humano. Franz se encaminó directamente hacia aquella
fotografía con la mirada fija en uno de los personajes fotografiados, Hans
Buchenwald, con sus gafas de concha negra redondeadas.
La mirada al fotógrafo
en el momento de la instantánea era desafiante, amenazadora.
—Hola Hans, por fin te
conozco...
Franz, sin bajar la
mirada y con la rabia contenida en su cara se dirigía al nazi con todo el odio
del mundo.
Quiero llevarte ante la
justicia y que pagues por todo lo que has hecho... aunque no sé si podré
contenerme. Me gustaría matarte con mis manos y vengar la muerte de mi madre.
Te juro que no descansaré hasta dar contigo...”
“Yo estuve en Bikernau”
2008
Francesc
N. Margenat
En el campo de exterminio nazi Auschwitz-Bikernau, fueron asesinadas más de un millón trescientas mil personas, entre 1940 y 1945, la mayoría de ellos judíos.
Este es precisamente, uno
de estos lugares que perdí la respiración y no logré entender porqué el ser humano
puede llegar a ser tan cruel y despiadado.
Este año 2015 se conmemora
el 70 aniversario de la liberación del campo, en 1945, por el ejército
soviético.
Cuando regresé a Barcelona
y después de un viaje a Argentina, escribí, en el 2008 mi novela “Yo estuve en Bikernau”.
Reproduzco algunos
fragmentos en el que el protagonista, contempla atónito el Museo Estatal de
Auschwitz.
“..se dirigió hacia un
taxi que estaba aparcado enfrente.
—Buenos días. ¿Me puede
llevar a Oswiecim?
—¿Qué parte de
Oswiecim, señor?
—Al Museo de Auschwitz.
Estaré poco rato y luego me vuelve a traer aquí, bueno, a la estación Principal
del ferrocarril.
—Está bien. Suba.
Una hora después, la
voz del taxista lo despertó bruscamente.
—¿Hemos llegado?—
preguntó Franz.
—Si señor. El Museo
Estatal de Auschwitz.
Franz descendió del
coche y después de reiterar al taxista que le esperara allí mismo se dirigió a
la entrada del Museo.
Después de pagar la
entrada tuvo que esperar a que se formara un pequeño grupo y aparecer el
obligado guía local.
Todos juntos salieron
del edificio y cruzaron la famosa puerta adornada por la sarcástica frase
“Arbeit macht frei” (El trabajo hace libre).
Una vez dentro del
recinto de Auschwitz, Franz se separó del grupo y se dirigió al Bloque 4.
El campo de Auschwitz
fue establecido en 1940 en el terreno de un antiguo cuartel militar polaco
construido antes de la Guerra.
El aspecto exterior de
los edificios no delataba el sufrimiento de las miles de personas que
padecieron en su interior.
Franz subió los pocos peldaños
que daban acceso a la primera planta. Dos enormes vitrinas ocupaban los
laterales de la sala. En una de ellas, la que se encontró delante de él, había centenares de zapatos, botas
de todos los tamaños, zuecos, zapatillas, calzado ortopédico, prótesis de
piernas y pies... Ante este espectáculo dantesco y el calor que invadía la
sala, Franz tuvo que limpiarse el sudor de la cara con su pañuelo blanco.
En una pequeña vitrina
se encontraba restos de un manuscrito escrito por un prisionero judío, Zalmen Gradowski.
“Arrastramos los pies a
través de un terreno empapado y fangoso, llenos de temor y sin poder más.
Llegamos a nuestras nuevas tumbas, tal y como llamamos a nuestras nuevas
casas... Apenas habíamos tomado aliento, algunos recibieron porrazos en la
cabeza... Es la primera bienvenida que se da a los recién llegados. Todos están
aturdidos y miran alrededor preguntándose adónde les habrían traído.
Inmediatamente pasan a informarnos de que habíamos recibido una muestra dela
vida del campo. Allí reina una disciplina férrea. Allí nos encontramos en
un campo de la muerte.
Es una isla muerta. El hombre no viene allí para vivir, sino para, tarde o
temprano, encontrar su muerte. Allí no hay espacio para la vida. Es una
residencia de la muerte...”
Franz tuvo una
necesidad imperiosa de salir de aquel lugar pero la fotografía que le mencionó
Erika impidió que se marchara.
Al fondo de la sala se
encontraba un panel con la fotografía de gran tamaño. Detrás de ella, otra
vitrina enorme que contenía centenares
de kilos de pelo humano. Franz se encaminó directamente hacia aquella
fotografía con la mirada fija en uno de los personajes fotografiados, Hans
Buchenwald, con sus gafas de concha negra redondeadas.
La mirada al fotógrafo
en el momento de la instantánea era desafiante, amenazadora.
—Hola Hans, por fin te
conozco...
Franz, sin bajar la
mirada y con la rabia contenida en su cara se dirigía al nazi con todo el odio
del mundo.
Quiero llevarte ante la
justicia y que pagues por todo lo que has hecho... aunque no sé si podré
contenerme. Me gustaría matarte con mis manos y vengar la muerte de mi madre.
Te juro que no descansaré hasta dar contigo...”
“Yo estuve en Bikernau”
2008
Francesc
N. Margenat
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TAJ MAHAL
....EL AMOR CREÓ EL MAUSOLEO MÁS HERMOSO DE LA TIERRA
Ciertamente debo confesar que la India me causó un
misterioso y enigmático impacto.
Recuerdo que viaje en los albores
del años 2000 y mi sensibilidad viajera todavía era prematura, pero sentí,
frente a esta maravilla arquitectónica, perfecta y absolutamente simétrica, de
mármol blanco con incrustaciones de piedras preciosas, una inexplicable
sensación de complacencia y sosiego y percibí que aquella belleza me paralizaba
la respiración...
Regresé al atardecer para ahondar
todavía más en su belleza y verificar que aquellas piedras preciosas incrustadas
en el mármol cambiaban de color según la emisión solar que absorbían. Toda una
eclosión de matices sublimes que confirman como el monumento erigido al amor
más bello de la tierra.
El Taj Mahal, se encuentra en Agra,
una ciudad que los mongoles la eligieron como capital de su vasto imperio en el
siglo XVI.
Según la leyenda, la historia de
este mausoleo empieza en un mercadillo cerca del Fuerte Agra. Las vendedoras
eran las esposas e hijas de los nobles y los clientes eran los varones de la
familia real.
Un día, el emperador Shah Jahan se
dirigió a una de las mujeres que vendían azúcar en roca y con un trozo en la
mano el monarca le preguntó el precio. Ella, bromeando, lo valoró como un
diamante. Shah Jahan no se inmutó y pagó el exagerado precio ante las
carcajadas de la joven que se desprendió el velo de la cara mostrando su
belleza.
El emperador quedó deslumbrado de la hermosa vendedora y quiso casarse con
ella.
El matrimonio con la joven Mumtaz,
fue un largo romance y al dar a luz su decimocuarto hijo, en su lecho de
muerte, Mumtaz le pidió al emperador que construyera un monumento conmemorativo
de su amor.
Shah Jahan cumplió el deseo de su
esposa y erigió el Taj Mahal.
Una vez construido el mausoleo, el
emperador quiso levantar otro, exactamente igual, pero en mármol negro, para
albergar su cuerpo una vez fallecido.
El destino le jugó un contratiempo y
su hijo Arangzeb lo destituyó y encerró en el Fuerte Rojo de Agra. Desde la
Torre Jazmín del fuerte, el emperador, contemplaba el templo donde su esposa
Mumtaz estaba enterrada.
Una mañana, encontraron a Shah
Jahan, en la torre, con los ojos abiertos pero su alma se había marchado para
encontrarse con su amado allá en el cielo.
El perverso Arangzeb, para
resarcirse del mal que le provocó a su padre, tuvo la referencia de enterrar a
Shah Jahan en el mausoleo junto a su esposa.
Curiosamente con la tumba del
emperador junto a la de Mumtaz, el interior del Taj Mahal perdió la perfecta
simetría que exageradamente domina en la totalidad de la maravillosa
construcción.
Sin embargo, sigue siendo el
monumento más hermoso de la Tierra.
********************
LAS CATARATAS DEL IGUAZÚ
Iguazú:“Agua Grande” en Guaraní
En el primer viaje que
realicé a Argentina y concretamente a Buenos Aires, forcé el programa
establecido para desplazarnos a Iguazú.
En realidad, pensé que el
grupo que tenía que visitar la capital argentina, al cabo de unos meses,
tendría otro aliciente más en su incentivo.
Tenía que comprobar la disponibilidad
de la zona en cuanto al alojamiento, excursiones, restaurantes, guías e
indudablemente, presupuesto. Doscientas personas no se manejan en cualquier
lugar.
Aconsejado por mi guía y
permitiéndome una licencia, difícilmente renunciable, opté por contemplar las
famosas Cataratas de Iguazú desde el aire.
La base de los helicópteros
estaba emplazada a pocos kilómetros de las cascadas de agua.
El helicóptero, a poca altura siguió el curso
del Río Iguazú y a los pocos minutos, una densa nube de vapor a nivel del río,
presagiaba que más allá existía una de las maravillas naturales del universo.
De repente y ante mis
sorprendentes ojos, las aguas del Río Iguazú desaparecieron, como si algún dios
sobrehumano, hace doscientos mil años, cortara el tranquilo cauce del río y las
aguas se desprendieron en una estrepitosa caída de ochenta metros de altura en
medio de una naturaleza salvaje.
El helicóptero sobrevoló por
encima de todo aquel embrollo de agua y vegetación ofreciendo un espectáculo
indescriptible.
Era obvio que el grupo, meses
más tarde, no pudo deleitarse de esta visión aérea de las maravillosas
cataratas, pero el recorrido tradicional, resultó ser sorprendente.
Durante nuestra visita a las
Cataratas de Iguazú, nos sorprendió los efectos de unas torrenciales lluvias
días atrás, cubriendo la pasarela que accede al mirador de la Garganta del
Diablo.
El espacio muerto de aquella
tarde destinado a contemplar otra perspectiva de las cataratas, la aprovechamos
para visitar un campamento de indígenas guaraníes, a pocos kilómetros del
Parque Nacional de Iguazú.
Debo confesar que fue una
visita sorpresa y algo improvisada. En mi prospección, me había entrevistado
con el “jefe chamán”, solicitando, a
cambio de una cantidad razonable, una visita con el grupo, en caso de
necesidad.
Por suerte, la elección fue
acertada y coincidiendo la salida del colegio de los más pequeños, contemplamos,
sin ninguna parafernalia, una danza de agradecimiento a los dioses por haber
transcurrido el día sin incidentes.
Realmente fue muy emotivo.
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