¡EL REY HA MUERTO. LARGA VIDA AL REY!
Durante el
periodo de apareamiento entre el rey de la selva y una leona, suelen copular entre veinte
y cuarenta veces al día.
Eso sí, a la misma velocidad que tardó la cortinilla de mi Nikkon en captar esta imagen.
La primera
es que resta importancia a la foto que realicé en el Parque del Serengueti en
Tanzania en el 2009.
Copulando
tantas veces al día, me refiero a los leones, lógicamente, cualquier privilegiado, sentado en un todo terreno, recorriendo la sabana africana con una
cámara fotográfica provista de un buen zoom, puede lograr esta instantánea.
Y la otra
lectura, mucho más seria, es que copulando tantas veces al día, existen muchas
más probabilidades que la leona pueda parir cachorros de felinos para seguir
repoblando la selva africana.
¿Por qué
deben seguir repoblando los animales salvajes la selva africana?
Por la
sencilla razón que existen otros animales, llamados, generosamente humanos, que utilizan armas, y sin ningún escrúpulo, se dedican a abatirlos por el
simple y macabro motivo de decorar un pavimento de mármol o parquet en su
lujosa casa. Eso sí, por el módico precio de 50.000€.
La hermosa cabeza
y la piel despellejada del león Cecil, atracción turística de Zimbabue, ya sólo
será una atracción para este descerebrado cazador que podrá admirar el desgraciado felino transformado en
triste decorado.
Coincidiendo
con esta desagradable noticia, la primatóloga Jane Goodall, ha recibido el
Premio Nacional Catalunya.
La mayor
experta mundial de los chimpancés atestigua que compartimos el 98% del genoma y
afirma: “...es arrogante pensar que somos
diferentes a ellos...”
Leyendo
estas noticias, y pensando detenidamente en las conclusiones de la eminente profesora, me pregunto:
¿Y si algún
día, un grupo de primates se les ocurre decorar las copas de sus árboles,
con cabezas humanas?
Ellos no
pagarían un duro.
Pues... se terminarían las cacerías legales e ilegales, de leones, elefantes, rinocerontes y
otros animales salvajes... se terminarían los safaris fotográficos bucólicos por
la sabana de esta maravillosa África negra y a lo mejor saltaría la alarma del
peligro de extinción de un animal que anda a dos patas...
Pero antes
de terminar, se me ocurre una incógnita: ¿estos antropoides, se inclinarían por
las cabezas de los humanos blancos o negros...?