ESPETANDO...
Bien conocida y respetada es nuestra gastronomía por todo el mundo, aunque a veces no se haya hecho la suficiente justicia.
En España es frecuente encontrar, en infinidad de rincones, verdaderos placeres culinarios que encienden todos los sentidos. Unos productos naturales del mar, de la tierra, elaborados de forma sencilla y muy lejos de la sofisticación y del esnobismo, que muchas veces obviamos por hábitos vanguardistas o conductas arbitrarias.
Un buen ejemplo de ello es el espeto de sardinas que en la costa malagueña tienen la sana costumbre de ofrecer a un precio más que razonable.
El Mar Mediterráneo, nos regala, todavía, este apetitoso y nutritivo manjar: las sabrosas, frescas y jugosas sardinas.
De la mano fría y madrugadora del pescador a la templada y cuidadosa del cocinero que las inserta, sin prisa, en el espeto colocado al fuego con troncos de olivo recostados en una endurecida arena.
Un proceso de maestría, en una tierra amable y hospitalaria que predomina el arte...
El Mar Mediterráneo, nos regala, todavía, este apetitoso y nutritivo manjar: las sabrosas, frescas y jugosas sardinas.
De la mano fría y madrugadora del pescador a la templada y cuidadosa del cocinero que las inserta, sin prisa, en el espeto colocado al fuego con troncos de olivo recostados en una endurecida arena.
Un proceso de maestría, en una tierra amable y hospitalaria que predomina el arte...
Bajo un radiante y envidiable sol de octubre, les proporcioné, a mis papilas gustativas, un inmenso placer.
Sencillamente espectacular.