martes, 13 de diciembre de 2016

MIS PAPILAS GUSTATIVAS 4

OSTRAS

Un manjar afrodisíaco 
Según el diccionario de la Real Academia española, define como "ostra" a un: "... molusco lamilibranquio marino con concha de valvas desiguales, ásperas de color grisáceo por fuera y blanco anacarado por dentro..."
Aunque reconozca que para algunos sea una asquerosa babosa que se come viva, pienso que como yo, somos muchos  los que consideramos que es un manjar que proporciona un inmenso placer a nuestras papilas gustativas.
Pero para gustos.... colores.
Hace muchos años, había oído que las ostras y el marisco en general, no se podían comer durante los meses sin "r".
A mi me importaba muy poco ya que por aquel entonces mis papilas gustativas estaban muy limitadas, pero lo consideraba una auténtica tontería.
Curiosamente y navegando por esta gran fuente inagotable de sabiduría llamada "internet", leí que esta absurda restricción se remonta a Luis XIV tras una serie de intoxicaciones en la corte de Versalles. Como si en invierno o en otoño no puedas comer una ostra en mal estado y pillar una gastroenteritis monumental. 
Puedes comer ostras en infinidad de lugares por todo el mundo y por supuesto en nuestro país.
Pero hace años descubrí un rincón tranquilo y acogedor.
Una pequeña ciudad medieval llamada Sommières.
Esta encantadora localidad francesa se encuentra en la región de Languedoc, entre el Mediterráneo y la región de la Camarga, cerca de Montpelier y Nimes.
De vez en cuando, me gusta viajar a la región de Languedoc, ya sea por navegar por el bucólico Canal del Mediodía, cruzando las interminables esclusas, embriagándome de silencio y descubriendo las delicias gastronómicas que ofrecen las pequeñas aldeas situadas a orillas del canal... o visitar Sommières.
Las aguas del río Vidourle fluyen entre los arcos del puente que enlaza la pequeña ciudad amurallada.
Los sábados por la mañana, las estrechas calles y plazas dan acogida a numerosos comerciantes que ofrecen sus productos de proximidad convirtiéndose en un espectacular mercado.
En la plaza Des Docteurs Dax, uno de estos comerciantes, expone el bendito molusco extraído de la Albufera de Thau, muy cerca de la encantadora Sète.
Puedes adquirir las docenas de ostras que te apetezcan y de distintos tamaños. Las de la foto tienen un precio increíble: 5€ la docena.
Te las sirven abiertas y puedes gozar de esta exquisitez, con una copa de vino blanco del país, sentado en uno de los bancos de madera, en la misma plaza, bajo los robustos pórticos semicirculares que sostienen las antiguas casas y rodeados del característico bullicio de un peculiar mercado sabatino.
Los lugareños afirman que los arcos en realidad son la continuación del puente romano.  

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