domingo, 17 de diciembre de 2017

A TRAVÉS DE LA CORTINILLA 28

LAPONIA FINLANDESA


Si sois amantes a las bajas temperaturas, a deportes de invierno, a sensaciones fuertes, a la aventura desenfrenada y a felicitar personalmente las navidades a Santa Claus, aprovechando estas entrañables fiestas tan adecuadas para huir bien lejos… os propongo hacer las maletas ahora mismo y viajar a la Laponia Finlandesa, concretamente a Rovaniemi justo en el borde del Círculo Polar Ártico…
Sí, ya sé que está mucho más cerca Baqueira Beret, Panticosa, Navacerrada o Sierra Nevada por ejemplo… pero os garantizo que no es lo mismo. Sin menospreciar a nadie ni a nada, claro...
En los alrededores de Rovaniemi, en los que vivió o… vive todavía el amigo Yeti, podréis disfrutar de todas estas actividades:

Cenar en el interior de un iglú a una temperatura de menos cinco grados.
¿Habéis cenado en alguna ocasión con guantes peludos…?
Al terminar el cómodo ágape, saldréis a tomar el aire con una copa de vodka helado... por supuesto, y a observar, sin que se os congelen las pupilas, la espectacular y única aurora boreal.

Recorrer el maravilloso paisaje nevado finlandés, conduciendo vosotros mismos, auténticas motos de nieve. (Con la probabilidad muy remota… pero probabilidad de que os rompáis la crisma… pero no hay que pensar en eso…)

Para los menos temerarios, podréis pasear tranquilamente en trineos tirados por perros huskys o con mansos renos.

Hablando de renos, también lo saborearéis. El guiso de reno, está especialmente delicioso, previamente desastado… evidentemente.

Visitaréis un hotel de hielo. Todo está helado. Es una visita que hay que realizar en invierno ya que cuando las temperaturas suben algún grado, no mucho, el edificio se descongela y es mucho mejor que no os encontréis dentro.

Navegaréis en un rompehielos por el helado Golfo de Botnia, almorzando un sabroso salmón… fresco.
Y si durante la travesía os apetece daros un baño, os proporcionarán un atractivo traje de neopreno y flotaréis como un objeto hinchable no identificado.

Y toda estas frenéticas actividades las desarrollaréis con soltura y comodidad con un mono térmico encima de unas adherentes mallas, un gorro de lana, una bufanda y un súper casco. Dos pares de guantes forrados y dos pares de calcetines de lana, cual de ellos más gruesos, cubiertos por unas discretas y cómodas botas.
Y para que no se os identifique, ni se os congelen las orejas ni tampoco el moquillo… un socorrido pasamontañas de lana.
Una vez os hayáis colocado encima toda esta ropa, rogad a Santa Claus, que lo tendréis más cerca… a que no os sorprenda un repentino apretón… No llegaréis a tiempo.
Pero… no toméis nota para ir corriendo a comprar todo este equipo a Decathlon. Todo ello entra en el pack de bienvenida… gratis.
Bueno, no hay nada… gratis.

Y como estaréis en Laponia, no deberíais regresar a casa sin despediros de Santa Claus.
Antes de tomar el avión y muy cerca del aeropuerto, se encuentra Santa Claus Village, “El hogar de Papá Noel”.
El longevo señor Nicolás, os recibirá en su despacho, después de hacer la correspondiente cola de turistas que continuamente se agolpan en su acogedora mansión.
Lógicamente está prohibido hacer fotografías ni videos con el buen “Nico”, claro… el chollo de vender este entrañable material, se terminaría.
Y si os gusta pasear por los mercadillos navideños de algunas ciudades europeas, tan de moda ahora, no os preocupáis. En casa del mágico Nicolás encontraréis inacabables suvenires para toda la familia.
Todo un despliegue de puro marketing para satisfacer las necesidades de los más empedernidos compradores de chorradas navideñas.

Si por algún motivo, queréis desaparecer estas Navidades del espectro festivo… del pesado de cuñado… de la sobrinita consentida… de su padre y del tío abuelo…
Si queréis renunciar a ver los mismos anuncios de televisión que los emiten hasta la saciedad…de sonreír sin ganas… de las absurdas cenas de empresa y del amigo invisible que ni es amigo ni mucho menos invisible…
Y si queréis evitar desear “Felices Fiestas” a quién no os importa que lo sea o no…
No os perdáis este espectacular viaje a Laponia Finlandesa, donde Cristo perdió el trineo…
Aunque… un servidor, sinceramente, prefiere el Caribe.
Feliz Navidad   






Foto de archivo

miércoles, 29 de noviembre de 2017

LUGARES E INSTANTES... 25

LA VIDA NO SE MIDE POR EL NÚMERO

 DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR

 LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS

 QUITAN LA RESPIRACIÓN.

He tenido la gran suerte y el enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.. “
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos de estos lugares que por las circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración. 

LA PAGODA SHWE DAGON

Rangún - Myanmar



Hace ahora diez años que visité Myanmar (Birmania), uno de los países más fascinantes del Sudeste Asiático.
Richard Kipling, Premio Nobel de Literatura en 1907, dijo:
“Esto es Birmania y no se parecerá a ninguna otra tierra que conozcas...”
Pero hoy me voy a referir a la Shwe  Dagon, el complejo religioso situado en Rangún, la antigua capital de Myanmar.
De todo este conjunto de edificios, pagodas, flores y figuras de Buda, cabe destacar, la gran estupa que lleva el mismo nombre.
La pagoda Shwe Dagon, con forma de campana, es una joya y no tan solo por su grandiosidad artística sino por la riqueza en su construcción.
Está cubierta por 8.688 planchas de oro. En lo alto de la cúpula se encuentra un diamante de 76 quilates y a su alrededor otros 5.448.
En la parte inferior, se calcula que hay 2.317 rubíes, zafiros y topacios. De lo alto, cuelgan 1.065 campanas de oro y 420 de plata.
Todo un derroche de oro, plata y joyas en un país que precisamente carece de las primeras necesidades.
La visita a la pagoda Shwe Dagon está repleta de simbolismos. Hay que caminar descalzo y siempre en el sentido de las agujas del reloj.
Está prohibido fumar, comer, beber o hacer ruido.
No se puede tocar jamás, a un monje ni a una persona del sexo opuesto.
En el interior del complejo, se encuentran infinidad de santuarios repletos de flores, figuras de buda, animales de mármol y espíritus protectores llamados nat, pequeños genios que tienen el poder en influir en la vida cotidiana birmana.
Para los habitantes de Myanmar, el día de la semana en el que nacieron, es más importante que el mes o el año.
Cosas tan cotidianas como lavarse el pelo o cortarse las uñas han de hacerse en días propicios a su nacimiento.
Ellos vierten tantos vasos de agua como años tienen, encima de la estatua del animal que les corresponde según el día de su nacimiento.
Los birmanos son extremadamente religiosos y acuden masivamente a las numerosas pagodas que se encuentran por todo el país.
Y siempre debemos pensar que sus creencias y dogmas, distan considerablemente de las doctrinas occidentales.

   

viernes, 17 de noviembre de 2017

A TRAVÉS DE LA CORTINILLA 27

El pueblo masai es una tribu de pastores y guerreros que mantiene aún su forma de vida ancestral.
Los masais son nómadas y viven en asentamientos llamados manyattas y están concentrados en Kenia meridional y en Tanzania septentrional.
Los masais son muy hospitalarios y aprovechan las visitas de los turistas para vender su artesanía, visitar sus chozas, dejarse fotografiar y ofrecer su baile tradicional por excelencia, el ipid que incluye espectaculares saltos en el aire y se considera una muestra de vigor y virilidad de los guerreros.
Todo ello a cambio de una generosa propina... por supuesto. 

Las manyattas son círculos de chozas que las construyen con ladrillos de adobe y excrementos de animales.
Están cerradas, salvo pequeñas grietas y en su interior viven varias personas y el humo que desprende el fuego para alimentarse, resulta asfixiante. 

Los masais viven del pastoreo y también de la agricultura y la caza.
Es un pueblo que cree que todo el ganado de la Tierra es suyo.
Esta creencia viene de una leyenda que cuenta los regalos que Dios les obsequió a sus tres hijos.
El primero recibió una flecha para cazar, el segundo una azada para arar y el tercer hijo, recibió un cayado para guiar al rebaño.
Según la tradición, este hijo se convirtió en el padre de los masais.
La supervivencia de los masais depende, mayoritariamente de los animales.
La leche es su principal alimento y cuando sacrifican alguna oveja o cabra, que aprovechan todo el animal y mezclan la leche con la sangre y les sirve de medicina. 
En el poblado que visité de los masais en el Ngorongoro en Tanzania, muy cerca del hotel Sopa Lodge, assistí a una de las clases que los niños de la manyatta impartían en una de las chozas.
Una de las imperdibles experiencias de mi admirada África Negra.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

SIN MÚSICA LA VIDA SERÍA UN ERROR Friedrick Nietzsche12

Gus y yo

Ilustraciones de Theodora Richards

Hace algún tiempo me regalaron un libro que tanto la portada como sus páginas interiores tenían todo el aspecto de un cuento.
Efectivamente… era un cuento.
Y lo leí. Lo he leído infinidad de veces. Y hoy me he decidido a contar el cuento del abuelo Gus.

Gus y yo, que así se titula este breve y dulce relato es la historia de un niño que amaba con locura a su abuelo.
Theodore Augustus Dupree, era un hombre extrovertido, pastelero retirado y un empedernido melómano.
Disfrutaba realizando largas caminatas con su nieto, mientras tarareaba viejas canciones.
En casa de su abuelo, el pequeño Keith, anhelaba coger una guitarra que siempre descansaba encima del piano.
            -Cuando seas mayor, llegarás a alcanzarla…
Le decía el abuelo Gus.
Y un día, sin esperar a que Keith pudiera hacerse con ella, Gus se la regaló.
            -Toda tuya… le dijo.
Se sentó con el pequeño. Le enseñó a sujetarla y a rasguear las cuerdas.
            -Cuando aprendas a tocar Malagueña… podrás tocar cualquier cosa.
Durante mucho… mucho tiempo, Keith practicaba, rasgaba y abrazaba su guitarra.
El abuelo Gus, escuchó tocar a su nieto Malagueña. Luego dijo algo que el pequeño Keith, jamás lo olvidaría.
            -Creo que ya le has pillado el truco.

Keith Richards, nació en 1943 en Londres y todavía conserva la guitarra que su abuelo Gus le regaló cuando era un niño que junto a otras trescientas cincuenta, forman parte de su colección privada. 
Kieith Richards es un excelente guitarrista y compositor. Junto a sus inseparables amigos, Mick Jagger, Charlie Watts y Ronnie Wood, forman la mejor banda de rock de todos los tiempos: The Rolling Stones.