GUATEMALA
Iglesia de Santo Tomás
Chichicastenango
Chichicastenango, es una pequeña población que
se encuentra a 145 km. de la ciudad de Guatemala, en el Departamento de Quiché
y es muy conocida por dos aspectos bien diferenciados:
Todos los jueves y domingos, desde la primera
hora de la mañana, los indígenas guatemaltecos, mayoritariamente pertenecientes
a la etnia quiché, llegan de todos
los rincones del país para orar, pedir buenas cosechas, salud para los
familiares y vender los productos más variopintos en el mercado tradicional
considerado el más grande de Centroamérica y convertido en un icono para la
ciudad.
Todo lo que os podáis imaginar tiene cabida en
los tenderetes instalados en el centro de la pequeña ciudad.
Lo más destacado: las telas multicolores que predominan
expuestas en los puestos de venta y como prendas típicas de los vendedores.
La segunda estampa característica de Chichicastenango es la
Iglesia de Santo Tomás, antiguo monasterio dominico de más de 400 años de
antigüedad.
Se construyó sobre un sitio arqueológico
prehispánico en el año 1540 y es un claro ejemplo del esplendor de la
arquitectura colonial.
Debo confesar que la actual situación de
conservación es lamentable, (os hablo del
año 2008).
En sus 18 escalones, uno por cada mes del año
del calendario maya, se concentran infinidad de personas que, entre la
precariedad de sus peldaños y la muchedumbre se hace muy difícil subir hasta la
puerta de entrada.
Entre esta aglomeración, se encuentran
sacerdotes quemando incienso e indígenas que a falta de tenderetes, venden sus
mercancías en las escaleras.
La Iglesia de Santo Tomás es el centro de
reunión para los rezos.
Si en el exterior, la envuelve una nube espesa
por el incienso, las paredes del interior, una sala diáfana, están ennegrecidas
por el humo del incienso que los feligreses prenden para sus plegarias.
Pero lo más interesante de esta Iglesia fue lo
que cuenta la historia.
Fray Francisco Ximénez, fue un fraile dominico
español que después de predicar por dintintas oblaciones de Guatemala y México,
fue transferido a Santo Tomás en 1701. Allí aprendió el quiché, un compendio de lenguas mayenses
y hablado por una buena parte de indígenas guatemaltecos.
En la Iglesia de Santo Tomás en
Chichicastenango, fue descubierto el Popol
Vuh, el libro sagrado de los mayas, que cuenta el origen de la humanidad.
El Popol
Vuch, fue una obra escrita, es español y en quiché, en el año 1550 por un
indígena que según cuentan, la transcribió de una declaración oral de un
anciano.
El padre Ximénez, conservó el manuscrito y
tradujo los textos. No obstante, se ha podido verificar que el fraile dominico
realizó una “versión libre” en la
traducción y aprovechando la ocasión, evangelizar a los pobres indígenas.
Entre
los curas con su obsesión de cristianizar y los conquistadores con su
obcecación de cortarles la cabeza... maldita la gracia que les hizo ver, por
primera vez, a Crsitobal Colón...
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