SALVADOR DE BAHÍA
La ciudad más africana fuera de África
La ciudad de Salvador en
Brasil, está situada en la península de la Bahía de Todos los Santos.
(Creo que he
comentado algo de esta ciudad en mi blog en alguna ocasión, pero
recientemente vi un programa de cocina brasileña en televisión e
irremediablemente rememoré agradables recuerdos de esta ciudad…)
El nombre de Bahía se remonta en 1501 cuando Americo
Vespuccio llegó a esta península el 1 de noviembre.
Salvador de Bahía es una ciudad con arraigadas
costumbres y tradiciones africanas porque no hay que olvidar que a mediados del
siglo XVI, se convirtió en el mayor puerto de entrada de esclavos africanos.
El barrio del Pelourinho, es el mayor conjunto
barroco de estilo portugués que existe fuera de Europa.
Es conocido por sus coloridos edificios y multitudes
iglesias y monasterios. En Baía, como la llaman los nativos, existen 365
iglesias, una para cada día del año.
En sus calles empedradas, constantemente se
concentran los característicos grupos de tambores y bandas de samba-reggae.
En el mismo bario del Pelourinho, se encuentra la
Iglesia de San Francisco de Asís, considerada uno de los templos barrocos más
fabulosos del mundo. Dentro de la iglesia se encuentran unas preciosas tallas
de madera de jacarandá.
El Mercado Modelo, es un edificio de estilo
neoclásico construido en 1861 y está considerado como uno de los mayores
centros de artesanía en todo Brasil.
Antiguamente se comercializaban los esclavos y se
encuentra justo al lado del Elevador Lacerda, un ascensor de 72 metros que une
la ciudad baja con el barrio del Pelourinho y las zonas más turísticas.
La iglesia del Señor de Bonfim, es una de las
iglesias católicas más queridas para los bahianos.
Según la tradición, para que se cumplan los deseos de
las famosas cintas de colores de Bonfim, te la deben regalar. Las bahianas la
obsequian y te la sujetan a la muñeca con tres nudos mientras uno solicita un
deseo. La tradición dice que cuando la cinta se deshace se cumple el deseo.
Las amables bahianas posan sonrientes para la foto y por supuesto
esperan una propina.
Yo aún tengo un hilo delgado de color negro sujeto a
mi muñeca, de lo que fue una “fila do
señor do Bonfim”, que una guapa bahiana me la regaló mientras tomaba
una “caipirinha”
en el Pelourinho, hace un montón de años.
El día que se desprenda de mi muñeca la echaré de
menos y no sabré si se cumplen o no los deseos… Obviamente no me acuerdo en
absoluto de mis deseos.
No obstante, podría ser un buen pretexto para
regresar a Salvador de Bahía de todos los Santos…
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