Un hotel no es solo una habitación para dormir
Estos establecimientos en los que he permanecido algunas semanas, varios días y en unos casos...horas, han sido el refugio anhelado en un lugar insólito con una soledad efímera pero intensa.Durante muchos años tuve que viajar con bastante frecuencia por medio mundo visitando numerosos hoteles y pernoctar en muchos de ellos y no pretendo recomendar ni aconsejar ninguno. No soy ningún agente de viajes ni intento serlo y probablemente algunos de estos hoteles hayan cambiado el nombre, pertenezcan a otra cadena hotelera o quizá ya no existan, aunque mis breves comentarios aplique el verbo en tiempo presente... Lo cierto es que jamás los olvidaré.
RIAD L'ORANGERAIE Marrakech
Hace muchos años me encontraba saturado de hoteles convencionales y quería tomarme unos días de descanso.
Un buen amigo me recomendó un Riad en Marrakech.
Debo confesar que por aquel entonces, desconocía por completo la existencia de estos alojamientos.
Pero sólo por regresar a la "Tierra de Dios", traducción en árabe de Marrakech, valía la pena.
Marrakech me fascina.
Es la ciudad de África blanca que me atrae más.
La estancia en el Riad L'Orangeraie, fue tranquila, relajada, plácida...ciertamente, lo que yo buscaba.
En una de las calles que desemboca a la caótica, concurrida y famosa Djamaa el Fna, la plaza que, en algún sitio leí que: "inunda los sentidos", se encuentra una puerta de madera, regularmente cerrada, y con una reducida placa que indica la especialidad del palacete. Siete habitaciones...siete espacios distintos, personalizados.
Patios, ornanetos arabescos y agua.
Agua en fuentes, aljibes y canales.
Olor a jazmín, hierbabuena, amabilidad y silencio.
No he vuelto a Marrakech... Hay tantos lugares que no he regresado...
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