miércoles, 23 de septiembre de 2015

LUGARES E INSTANTES...6


LA VIDA NO SE MIDE POR EL NÚMERO DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS QUITAN LA RESPIRACIÓN.



He tenido la gran suerte y el enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas..
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos de estos lugares que por las circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración. 

Durante muchos años, Alemania y concretamente Berlín ha luchado por aceptar su pasado nazi. 

Después de la caía del Muro de Berlín y la recuperación de la normalidad perdida, el gobierno edificó una serie de monumentos emblemáticos en honor a las víctimas y a las atrocidades cometidas por el régimen nazi de Hitler.
Personalmente me llamó la atención dos de ellos. Dos lugares para..."perder la respiración..." 

Este monumento, diseñado por el arquitecto Peter Eisenman, recuerda a los judíos asesinados, en la Segunda Guerra Mundial por el Tercer Reich del ejército nazi, en los campos de concentración.
En un espacio de casi 20.000 metros cuadrados, están enclavadas 2711 losas de hormigón de dos metros y cuarenta centímetros de largo por un metro de ancho.
La altura de los bloques varían hasta llegar hasta los cinco metros.
Toda su construcción, aunque supuestamente representa un conjunto ordenado, es un laberinto imaginario a la pérdida de la razón humana.

La Babelplatz, antiguamente llamada Opernplatz, es una de las muchas plazas de la ciudad de Berlín.
En esta plaza, tuvieron lugar unos trágicos sucesos protagonizados, una vez más, por las Juventudes Hitlerianas.
El 10 de marzo de 1933, la Babelplatz, fue el escenario de la hoguera más desalmada que pueda existir en un país mínimamente culto. 
El ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, ordenó quemar 40.000 libros.
Años más tarde, y en conmemoración de aquel acto vandálico, se construyó, en el centro de la plaza, una losa de cristal que cubre unas estanterías vacías con la suficiente cabida para todos los libros quemados.
En este mismo lugar, existe una placa con una frase del autor  Heinrich Heine, que reza:

 "Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen." Eso sólo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se termina quemando también personas.


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