LA VIDA NO SE MIDE POR EL NÚMERO DE VECES QUE RESPIRAMOS SINO POR LOS LUGARES E INSTANTES QUE NOS QUITAN LA RESPIRACIÓN.
He tenido la gran suerte y el enorme privilegio de viajar por medio mundo acompañando a maravillosas personas que junto a todos los rincones tan asombrosos como irrepetibles que he visitado, los llevo muy dentro de mí.
Pablo Neruda dijo en uno de sus poemas algo parecido a esto:“...Algún día en cualquier lugar te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.. “
Ahora, quiero compartir con vosotros, algunos de estos lugares que por las circunstancias que fuesen, felizmente... perdí la respiración.
EL PEAJE DEL CANAL DE PANAMÁ
Hace pocas semanas se ha inaugurado la ampliación de una de las obras de ingeniería de proporciones gigantescas más importantes del mundo moderno: el Canal de Panamá.
En esta ampliación se ha invertido la friolera cantidad de 5.000 millones de euros.
También es cierto que la constructora española Sacyr, confesó que se había pasado un pelín con respecto al presupuesto inicial, tan solo unos dos mil millones de euros...
Sin embargo todo el mundo está contento. En los actos de la fastuosa inauguración, el presidente del país, Juan Carlos Varela, se encontraba más satisfecho que unas pascuas, pensando que el negocio más rentable de su país, podrá triplicar el tráfico en la ruta clave para el comercio mundial.
En su discurso inaugural, el presidente
de Panamá comentó textualmente que “...
este servicio comienza a ser rentable...”
¡Sí, amigos!
¡RENTABLE! Y eso que habían cruzado cuatro barcos.
En el 2010, me estaba tomando una
cerveza en la esclusa de Miraflores en donde existe una terraza con servicio de
restaurante, un museo del Canal y una tienda de souvenirs. Aunque parezca mentira, los turistas contemplamos las
cosas más inverosímiles cuando viajamos al extranjero.
Ver como una mole repleta de contenedores se mete en un canal tan ancho como su manga y desaparece de tu visión para volver a aparecer unos metros más allá, parece atractivo...
Y así uno tras otro, pero bueno...
Y así uno tras otro, pero bueno...
Pues allí me enteré de la magnitud de
la rentabilidad del negocio del Canal, algo mayor, no mucho más, de la recaudación de los peajes de las autopistas de Catalunya.
El barco de la fotografía que como
máximo podría llevar 4.500 contenedores y según las medidas y el tonelaje del casco podría
abonar 100 o 150.000 dólares.
Eso sí, después de permanecer durante
días haciendo una cola kilómétrica para cruzar el Canal.
Sin embargo, si estas moles
navieras tuvieran que cruzar el Estrecho de Magallanes en dirección al Pacífico
o hacia Europa, perderían muchísimo más tiempo. Es obvio.
Por supuesto si la mercancía que
transporta algún buque, está calificada de perecedera, el buque tiene prioridad
y puede “colarse”...
Ahora con esta macro-ampliación del
Canal de Panamá, el “chollo” se
acrecienta. Por ello, la sonriente cara del presidente de Panamá durante la
inauguración de la ampliación del canal.
El otro día, cruzó la nueva esclusa de
Santa Clara un porta-contenedores de bandera honkgonesa, de 340 metros de eslora y con una carga de más de 10.000 contenedores. Este gigante de
acero abonó a las arcas del canal la nada despreciable cifra de 757.800 euros.
Y hay que pensar que los barcos, cruzan las esclusas
uno detrás de otro las veinticuatro horas del día.
Lo que tarda unos cubitos de hielo en deshacerse en el interior de un vaso con whisky, es el tiempo que emplea un buque de estas dimensiones en saltar del Atlántico al Pacífico o viceversa.
Todo tiene un precio...
Lo que tarda unos cubitos de hielo en deshacerse en el interior de un vaso con whisky, es el tiempo que emplea un buque de estas dimensiones en saltar del Atlántico al Pacífico o viceversa.
Todo tiene un precio...
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